
Hay días, como hoy, en que a Eli le aburre hacer lo que hace, o lo que “supuestamente” hace. A veces, le dan ganas de mandar todo al demonio, dejar de creer el abogado que no es y que de repente nunca será, agarrar sus petacas y viajar…
Días como hoy, no tiene inspiración y le cuesta escribir y argumentar. No ve las horas que el reloj marque un poco mas de las 7 para no sentirse tan mal de dejar el trabajo “tan temprano”, a pesar que terminó todo muy rápido.
Hoy, él quiere dormir o si no puede lograrlo, deternese a pensar que hubiera sido de él si hubiera estudiado otra carrera o hubiera emprendido el negocio de catering que tanto le gusta. Siente que esto del derecho no es lo de él, es más, siente que la justicia ni siquiera se respira en su entorno. 7 años de su vida alrededor de una carrera que no lo llena completamente, hoy tiene una crisis existencial.
El día de hoy, Eli no quiere hacer nada de nada, quiere dedicarse a vivir la vida loca y adisfrutar de unas buenas vacaciones pues hasta el día de hoy, él no conoce el significado de dicha frase. Tampoco quiere llegar a su casa porque sabe que le espera revisar unos expedientes 100 veces más gruesos que una enciclopedia Océano. Solo siente ganas de gritar callado.
Pero luego, despierta (wake up!) y se da cuenta que está sentado frente a su computadora, tratando de sacar sus pendientes de la manera más rápida y eficiente porque es un perfeccionista (es decir un workalcoholic, para ser mas exactos-). Piensa un momento las cosas, y se da cuenta que -a pesar que esto será parte de él por el resto de sus días- no todo es tan malo como parece, que al mal tiempo buena cara y se consuela con saber que lo poco que hace ,ayuda a “alguien” (a pesar que ese alguien no sea ella misma)
Eli, cierra este post y retoma el archivo Word donde estaba preparando un escrito como descargo ante una de esas tantas entidades administrativas del Estado…
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